Agorafobia y miedo a la ansiedad
Fobias
Para quienes sufren de agorafobia, el miedo no surge sólo de estar en lugares abiertos o entre multitudes. Detrás de este miedo, suele haber una lucha interna: un conflicto entre el deseo de ser autónomo y el temor de alejarse de lo que representa “nuestra seguridad”.
Este conflicto, al mantenerse sin resolver, puede convertirse en un ciclo de evitación y dependencia que limita la libertad de la persona.
Imaginemos a Juan, quien experimentó una fuerte crisis de ansiedad mientras estaba en una tienda llena de gente. Desde entonces, evita ir a lugares similares porque teme que la ansiedad vuelva a aparecer. Aunque sabe que la tienda no es un lugar peligroso, en su mente, la tienda ha quedado asociada con esa experiencia intensa.
Ahora, el simple pensamiento de estar en otro lugar lleno de gente le provoca un nudo en el estómago, que en este caso, ya no es el miedo original que originó el primer ataque de ansiedad, sino el miedo a la experiencia intensa y desagradable que vivió: miedo a la ansiedad.
Cuando Juan evita estos lugares, siente un alivio momentáneo, como si se hubiera librado de un peligro real. Pero esta evitación hace que su miedo crezca. La próxima vez que tenga que ir a una tienda o a un lugar concurrido, su ansiedad será aún mayor, porque su mente ha aprendido a evitar esas situaciones y ahora las percibe como “peligrosas”. Así, el ciclo de evitación y dependencia se vuelve cada vez más fuerte.
Cada vez que Juan elige evitar una situación por miedo a la ansiedad, está fortaleciendo el mensaje de que necesita evitar para “estar a salvo”. Este hábito, lejos de protegerlo, refuerza su dependencia en alguien que actúe como su “figura de seguridad”.
Puede ser un familiar o su pareja, alguien en quien deposita su confianza para sentirse protegido. Si esta dependencia se convierte en la única manera en que Juan siente tranquilidad, empieza a trasladar a esa persona la responsabilidad de su seguridad, debilitando su propia autonomía.
Con el tiempo, este ciclo limita la vida de Juan. Deja de hacer cosas que antes disfrutaba y se aísla cada vez más, reduciendo su “zona segura” a un espacio mínimo. Incluso salir de su casa puede empezar a parecer una amenaza, porque la ansiedad y el miedo se han convertido en el filtro con el que percibe su mundo.
¿Qué podemos hacer para romper este ciclo de miedo y dependencia?
El enfoque realista nos invita a comprender que, para romper este ciclo, no basta con enfrentar las situaciones temidas. La solución está en descubrir las creencias que sostienen la dependencia y trabajar en fortalecer la autonomía y la identidad personal.
Comprender la agorafobia desde esta perspectiva nos ayuda a ver que, muchas veces, el miedo a la ansiedad es en realidad una señal de nuestra necesidad de recuperar la autonomía y ajustar nuestra identidad.
No se trata de enfrentar situaciones sin más, sino de descubrir cómo fortalecer nuestro propio sentido de seguridad, libre de dependencias. Así, el proceso de crecimiento personal nos permitirá vivir una vida más plena y con la libertad de ser nosotros mismos.