Perfil psicológico de los niños acosadores

Acosadores escolares

Psicología Real

El acoso escolar o bullying se define como “una forma de violencia, que incluye ataques verbales, emocionales, físicos o psicológicos repetidos con la intención de dominar o humillar a la otra persona”, pero en realidad, es mucho más que eso. Se trata de un ejercicio de poder sobre otro ser humano.

Durante la etapa escolar, los jóvenes experimentan muchos cambios internos y externos. 

  • Cambios en sus gustos, aficiones, forma de pensar… según vayan desarrollando su personalidad.
  • Cambios en sus capacidades, según vayan desarrollándose las áreas cerebrales implicadas en cada habilidad.
  • Cambios en su comportamiento y en sus relaciones sociales, según se vayan modificando sus necesidades de desarrollo.
  • Cambios físicos, según vayan creciendo.
¿Cómo son los niños acosadores

La cuestión es que, está dentro de lo normal y posible que los niños prueben, se dejen llevar por otros compañeros en algún momento, vivan injusticias y las produzcan, rechacen a algún compañero puntualmente y sean rechazados…es decir, se equivocarán, sufrirán y sin mala intención harán sufrir, se frustrarán a veces y otras se sentirán integrados y felices… y con estas vivencias irán descubriendo sus emociones y aprenderán a gestionarlas; entenderán las consecuencias de los actos, aprenderán a manejar la frustración, y desarrollarán habilidades sociales. Los niños tienen que equivocarse para así poder aprender de sus errores.

En este proceso, será crucial la forma en que los adultos que están al cargo de esos niños gestionen esos errores, emociones y comportamientos: un mal comportamiento puede quedarse en un error del que aprender, o puede normalizarse y convertirse en una forma estable de relacionarse con el entorno.

Culpa de los padres en los niños que hacen bullying

Hasta los 8 años aproximadamente, los padres son el principal modelo educativo. Ni la sociedad, ni la cultura, ni el colegio, ni los amigos tienen más efecto en un niño que la personalidad de sus padres. Por eso, viendo el comportamiento de un niño en espacios no familiares (como puede ser el patio del colegio o instituto), lo que estamos viendo es un reflejo de los padres, es decir, lo que los niños pueden estar viendo o viviendo en casa.

A partir de los 10-12 años, la sociedad empieza a tener mayor efecto en los jóvenes. A través de los medios de comunicación, redes sociales…los niños también pueden acceder a modelos de violencia extrafamiliares, observando cómo algunos adultos (políticos, deportistas, celebridades, o figuras públicas…) se comportan como acosadores de otros adultos.

Por todo lo anterior, frente a casos de bullying en los colegios o institutos, es esencial que los padres se involucren, pero no sólo buscando ayuda profesional para el niño, sino acudiendo en familia para hacer un análisis conjunto y más profundo del problema.

En los casos en que los padres son parte del problema, porque son ellos los que fomentan y premian ese comportamiento en sus hijos, la cosa se complica. Y aquí es donde dejamos de hablar de comportamientos agresivos redirigibles, para hablar de comportamientos violentos aprendidos que van conformando un perfil de acosador

Culpa de los padres en los niños acosadores

En estos casos, la solución es más compleja. Y la gestión que hagan los organismos públicos, los profesores o directores de los centros donde ocurren, pueden ser la única ayuda o la única oportunidad que tengan esos niños agresores, de entender la gravedad de su comportamiento y los efectos dañinos que tiene sobre sus víctimas.

Cualquier ejercicio de violencia sobre otro ser humano, sea perpetrado por niños, adolescentes o adultos, es un ejercicio de poder. En este caso se trataría de “ataques verbales, emocionales, físicos o psicológicos repetidos con la intención de dominar o humillar a la otra persona” realizados por jóvenes sobre sus iguales.

Es importante entender que para “dominar o humillar a otra persona” es necesario dañar su identidad personal o partes esenciales de su personalidad, siendo ésa la intención de los “ataques verbales, emocionales o físicos”.

Ningún niño nace con tendencias de este tipo, por lo tanto, se trata de comportamientos que se aprenden cuando los niños crecen en ambientes donde los padres ejercen poder sobre ellos, o cuando éstos premian o fomentan (con su aprobación) este tipo de comportamientos sobre sus compañeros. 

Padres controladores en niños que hacen bullying

En estos casos, la satisfacción de relacionarse con otro ser humano, de compartir vivencias y emociones, queda sustituida por la satisfacción de dominar y controlar a otro ser humano. Y esta alteración de las relaciones dañará ambas partes: la personalidad de la víctima quedará dañada, y la del agresor, quedará configurada como la de un narcisista que nutre su autoestima ejerciendo poder sobre otras personas.

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