El bullying y los trastornos de la conducta alimentaria.
Acoso Escolar y TCA
El acoso afecta genera miedo, incertidumbre y falta de confianza en uno mismo. Además de violencia, la persona experimenta rechazo y desprecio.
Para entender cómo reaccionará ante esto cada persona, es importante saber que la personalidad es un factor crucial.
En otros artículos hemos explicado que la autoestima y el autoconcepto pueden funcionar como factores protectores, ya que pueden disuadir a los acosadores de elegirnos como víctimas, pero a veces el acoso se produce igualmente, y estos factores pueden protegen del desarrollo de trastornos psicológicos.
Uno de los trastornos más frecuentes, cuando la persona tiene una baja autoestima, son los trastornos de la conducta alimentaria (TCA)
Las agresiones generan ansiedad, pero si la persona no tiene confianza en sí misma, en sus capacidades, y es insegura, es posible que dude de si tiene algún grado de culpa en lo que le ocurre.
Este razonamiento no siempre es consciente. Si la persona lo piensa, llegará a la conclusión de que nada justifica la violencia contra ella, pero es frecuente, que exista un discurso interno inconsciente que impulsa la persona a culpabilizarse de lo ocurrido y a buscar una solución en ella misma, en vez de recurrir al entorno.
¿Cuál puede ser esa solución?
En los casos de los TCA, consiste en llegar a la conclusión de que:
“Si soy socialmente aceptable, físicamente deseable, o soy como creo que debo ser para que los demás me acepten, podré hacer algo para cambiar mi situación”
Se trata de una solución de CONTROL que se basa en pensamientos del tipo:
“Ya que no tengo control sobre lo externo, sobre los demás, puedo intentar controlar mi cuerpo”
De esta forma, la persona obtiene un beneficio secundario que consiste en dejar de sentir indefensión y falta de control (sensaciones muy desagradables para cualquier persona).
Esto funcionará como aliciente para seguir tratando de controlar su cuerpo, su peso, o su aspecto… a través de la alimentación. El problema es que este comportamiento tendrá consecuencias en las distintas áreas de su vida y por eso pasará a ser un trastorno psicológico.
¿Cuáles son esas consecuencias?
- En cuanto a su comportamiento, se saltará comidas, restringirá algunos alimentos, dejará de participar en actos sociales para evitar beber o comer. Puede que comiencen medir y calcular muy bien lo que comen, a contar calorías, e intentará compensar con ayunos, ejercicio intensivo u otros procedimientos, todo lo que considere como exceso en lo que come.
- En cuanto a actitudes o estado de ánimo, empezará a estar más cansada, triste y apática, o menos activa. Obviamente si se reducen las cantidades de comida, el cuerpo estará recibiendo menos nutrientes y dispondrá de menos calorías que quemar para su funcionamiento normal. Y eso tendrá consecuencias a largo plazo en forma de enfermedades.
- Cuando sienta que está haciendo algo mal, comenzará a mentir a su entorno, amigos familiares, para ocultar lo que está haciendo: puede mentir sobre la frecuencia con la que come, sobre las comidas que se salta, o sobre la cantidad y tipo de alimentos que ingiere.
- Puede estar más irascible, y encerrarse en sí misma.
- Si el problema avanza, puede desarrollar comportamientos compulsivos presentes en la bulimia o en la anorexia.
Puede parecer que el origen de este trastorno es la experiencia de acoso o bullying cuando se trata de adolescentes, pero lo cierto es que no todas las personas que se encuentran en esta situación desarrollan un trastorno de alimentación. Así el bullying es un detonante, pero no el origen del problema.
Buscar ayuda psicológica es la mejor opción que tenemos para ir más allá del problema de acoso presente, y trabajar en aspectos de la personalidad, como la autoestima, para ir al origen del problema. De esta forma, nos aseguraremos de que los TCA no se conviertan en una solución recurrente ante futuros problemas, y no tengamos que sufrir sus terribles efectos sobre nuestra salud durante toda la vida.