Conocerse y conocer al otro.
Terapia de Pareja
Las vacaciones eran para reconectar pero… ¿por qué parece que os habéis distanciado más?
La respuesta te sorprenderá.
Pasar tiempo juntos es la mejor forma de conocer a la persona con la que estamos, y de que ella nos conozca a nosotros.
Pero…si vivimos juntos ¿es que no la conocemos ya?
Siempre que me preguntan esto, pienso que hay parejas que después de más 20 años se sorprenden cuando el otro hace algo inesperado (para ellas).
O en la cantidad de casos en que, tras la separación, viendo el comportamiento del otro, empiezan a entender con quién estaban realmente, y de qué era capaz.
Por lo tanto, la respuesta es: en vez de reconectar, has descubierto cosas que no conocías de tu pareja.
Cuando el ritmo de la vida cesa, cuando las personas están relajadas, a veces salen cosas que antes estaban ocultas:
- Hay personas que son excesivamente autoexigentes, y lo mismo que se exigen a sí mismas, se lo exigen a los demás. Cuando la vida es fácil o están en fase de enamoramiento, pueden controlarlo. Pero cuando la relación se estabiliza, llegan los hijos o comienzan las dificultades económicas o familiares, empiezan a exigir más. Y en este perfil de personalidad, el nivel de exigencia “no se coge vacaciones”.
- Las personas que tienen unas creencias muy arraigadas sobre cómo “deben ser las cosas”, y que juzgan negativamente cualquier comportamiento que se salga de ese patrón, pueden producir tensión en las relaciones por cosas cotidianas, aparentemente sin importancia.
- A veces, justo en vacaciones, en los momentos en que se espera poder descansar tras un año con elevados niveles de estrés, hay personas, que lejos de desconectar, empieza a pagar el precio del estrés: bajada del sistema inmune, que facilita el desarrollo de enfermedades pasajeras, o de enfermedades psicosomáticas (que se prolongan en el tiempo). Esto puede dificultar la relación, ya que la otra persona puede no entender lo que está ocurriendo, y vivirlo como falta de interés, o como un fracaso de las vacaciones.
- Ocurre parecido con las personas deprimidas. Este trastorno no descansa durante los días festivos, y la persona puede hundirse más aún, al percibir la decepción de la pareja, y sentir culpabilidad.
Es más frecuente que los choques vengan de descubrir que se tienen distintas perspectivas de las cosas, distintas necesidades, y diferentes expectativas ante la vida.
Y ahí comienzan los enfrentamientos, y discusiones eternas por tener razón, o por demostrarle algo al otro.
¿Cuál es la solución?
La solución siempre es el conocimiento: el autoconocimiento, y conocer al otro para poder saber qué está ocurriendo en cada momento.
Si no nos conocemos, es posible que ni sepamos porque hacemos las cosas. Y en este caso nos faltará información para entender nuestras propias reacciones, o las de la otra persona ante algunos de nuestros comportamientos.
Por ejemplo, si una persona necesita mucha aprobación externa, durante una conversación, puede vivir de forma dramática que su pareja opine de distinta manera. Puede sentirse cuestionada o atacada por el otro, y en consecuencia puede ponerse a la defensiva. Si se altera y eleva el nivel de la conversación, es posible que la otra persona se sienta atacada, y reaccione de distinta forma según cual sea su personalidad: puede contraatacar, o puede que se sienta injustamente tratada, puede sentirse culpable y mal, o puede que pierda las ganas de hablar y prefiera irse. La cosa se va complicando.
El autoconocimiento nos permite ver lo que está ocurriendo desde una perspectiva más real, y nos permite responsabilizarnos de nuestro comportamiento. Por eso, es la única forma de poder cambiarlo, si consideramos que el cambio nos beneficia (para ser mejores personas).
Pero además, nos permite conocer al otro: si sabemos separar la actividad que procede de nosotros, quedará clara la que procede del otro.
¿Cómo consigo ese autoconocimiento?
Toda actividad introspectiva, como puede ser la meditación, ayuda en esta tarea. Pero dar con un buen psicólogo que te ayude a detectar cuáles son tus creencias, y que te enseñe a conectarlas con tu comportamiento, es la mejor manera de adentrarse en esa aventura.
Las creencias son la esencia de las personas, porque determinan nuestras decisiones y nuestro comportamiento. Por eso, para conocer a otra persona o conocernos a nosotros mismos, tenemos que descubrir qué creencias nos gobiernan.