Estrés ≠ Ansiedad
Psicología Real
A pesar de que los trastornos de ansiedad ocupan el primer lugar a nivel mundial entre los trastornos de comportamiento más destacados, existe confusión a la hora de emplear términos como estrés o ansiedad.
El estrés y la ansiedad están estrechamente relacionados, pero para entender cuál es la diferencia entre ambos, podemos relacionar el estrés con los procesos fisiológicos que se producen en el organismo en una situación de peligro (ej. liberación de cortisol y adrenalina), y relacionar la ansiedad con los cambios psicológicos que ocurren en la persona como consecuencia del estrés: las emociones, sentimientos, pensamientos y percepciones que se producen, y que suelen experimentar como incontrolables.
El estrés quedó definido en 1975 por Hans Selye, en su obra “Tensión sin angustia”, como un síndrome inespecífico de adaptación, que ocurre en cualquier organismo que se enfrente a una situación que percibe como amenazante para su supervivencia. Los cambios químicos y morfológicos que ocurren en el organismo, aunque son inicialmente reversibles, dejan una huella química o un desgaste en el organismo que, por desgracia, es acumulativo, y con el tiempo puede desembocar en lo que casi todos conocemos ya como enfermedades psicosomáticas: soriasis, dermatitis o alergias, problemas intestinales como por ejemplo el colon irritable… o incluso fibromialgia.
La ansiedad, sin embargo, ha sido explicada como producto de la previsión de una situación potencial indefinida que amenaza la propia existencia, para la que la persona no tiene la certeza de disponer de la respuesta adecuada (Carlos J. García, 2014), y también conocemos las sensaciones que puede llegar a desencadenar en las personas: palpitaciones, mareaos, sudores, falta de aire…entre otros síntomas posibles, que además, de forma secundaria, pueden alterar el día a día de la persona que las sufre, interfiriendo en sus relaciones laborales, sociales o familiares.
Visto el enorme impacto que tiene sobre nuestra salud física y mental, merece la pena investigar sobre la ansiedad, e indagar sobre nosotros mismos para acceder a un mayor autoconocimiento que nos ayude a combatirla.
El conjunto de emociones, sensaciones, percepciones y síntomas fisiológicos que puede desencadenar en nosotros la ansiedad, tiene que ver con nuestra personalidad, y justo por eso tenemos el poder de combatirla.